Se conoce el Perú como un país multicultural, es decir, tiene diversos grupos sociales con una cultura definida. Estos grupos sociales, sin excluir a alguno, forman parte del Estado peruano. Es decir, son ciudadanos y, por lo tanto, cada uno debe tener en cuenta la individualidad del otro para poder respetarlo y actuar en un mundo compartido. Sin embargo, como en el caso de Bagua, el conflicto es dado ya que los nativos no son considerados como ciudadanos. El problema de la construcción de ciudadanía se da pues este grupo es lejano al gobierno y por ello pierde importancia para éste. Por otro lado, existe la ausencia de diálogo pues el Gobierno estableció una jerarquía al considerarlos inferiores por desigualdad étnica, económica y cultural, y cree que por ello los nativos no tienen la capacidad de ejercer un juicio razonable, como el de ellos, frente a decisiones políticas.
Entonces, la ausencia del diálogo se presenta como el principal problema para la construcción de una sociedad plural. Dado que el diálogo determina la consolidación del pluralismo, no se puede formar una sociedad de este tipo mientras no exista un diálogo que permita establecer una norma aceptable que represente a los diferentes. Así mismo, si no hay diálogo, se impone un código moral único, en este caso, por el Gobierno. Podemos dar cuenta entonces que el gobierno cae en un monismo moral porque impone sus ideas y las considera como las únicas válidas. En conclusión, no se llega a una sociedad plural porque no se establece una ética de mínimos entre los nativos y el estado, ya que no se reconoce la dignidad individual y colectiva y, por lo mismo, no se le respeta, no se ofrece igualdad de oportunidades y no se salvaguarda la libertad de estos.